Antes de centrarme en el juego quiero hacer una introducción sobre los estilos de aprendizaje y la importancia que nuestros sentidos tienen al respecto.
Al nacer nos encontramos ante un inmenso mundo lleno de seres y objetos que llaman nuestra atención y, para llegar a conocerlos, los analizamos a través de los sentidos. A través del tacto, nos relacionamos con otros humanos, principalmente el padre y la madre u/y otras figuras de apego. La importancia de las caricias, besos y abrazos es indiscutible pero, además al tocar los seres y objetos, descubrimos la diferentes texturas, temperaturas…, es decir, aprendemos a través de nuestra piel. Pero también exploramos y aprehendemos el mundo a través del gusto y del olfato, del oído , de la vista y de lo que se pueden considerar otros sentidos.
Trabajar en las aulas con el sentido kinestésico, cinestésico o propiocepción, también llamado inteligencia kinestésica o corporal cinestésica, es primordial para el desarrollo de las capacidades. Como docentes, debemos facilitar a nuestro alumnado experiencias en las que intervengan todos los sentidos y creo que las actividades lúdicas son las reinas a este respecto, ya que a través del juego podemos trabajar los distintos ámbitos de desarrollo y las tres áreas de la Educación Infantil y estoy segura que siguen siendo igual de válidas en el resto de las etapas, principalmente la Educación Primaria.
